jueves, 28 de enero de 2021

Generación de cristal: ¿un castigo por reclamar?

 

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Generación de cristal: ¿un castigo por reclamar?

El uso de esta etiqueta es, a fin de cuentas, un mecanismo de control social que castiga a quienes resultan incómodos al sistema rector, tildándolos de ‘reclamones’ o ‘llorones’.

28/01/2021 Se ha comenzado a extender mediáticamente el rótulo de generación de cristal para referir, con frecuencia, a grupos juveniles actuales, los cuales son entendidos como una generación a la cual mucho o todo ofende. Así pues, el término adquiere protagonismo en espacios de discusión política y social, y, dada su popularidad, se vuelve imperativo detenernos a explorar las formas en que la etiqueta es utilizada en sociedad.


Editor
Roberto Brañez

Docente del Programa de Humanidades de la 

Universidad Antonio Ruiz de Montoya


En un sentido estricto, la palabra ‘generación’ refiere a un colectivo social clasificado etariamente. A partir de esto, se han propuesto múltiples categorías sociales como la generación X, Y, Z, entre otras, todas estas claramente desde una visión occidental del mundo con efectos globalizadores y naturalizadores. Hablar de “los millennials son…”, “la generación Y se caracteriza por…”, promueve, quizá sin querer, el establecimiento de formas de pensamiento, actitudes y conductas vistas como “innatas” a los seres humanos nacidos en determinada época.

Generación de cristal es, pues, una etiqueta construida por un otro, el cual, por principio de relacionalidad, se asume como ‘no cristal’. Se trata, en consecuencia, de una identidad atribuida externamente con una función evaluativa. Difícilmente podemos hablar de un conjunto de personas que se autoidentifiquen como tal y, si lo hubiere, lo probable es que se asuma el término con un sentido empoderante, mas no peyorativo como suele utilizarse.

En efecto, la cristalidad asociada a esta generación parte de una atribuida fragilidad, un ‘rasgo’ asumido como intrínseco a una juventud que “por todo reclama, por todo se queja, por todo llora”. Los reclamos, frecuentemente, implican una crítica a sistemas racistas, sexistas, xenófobos, entre otros. Un ejemplo claro fue la reciente transmisión de una escena transfóbica en un mediático programa, observada y cuestionada por diversos sectores juveniles a quienes se les catalogó como generación de cristal por alzar su voz de protesta.

Cuestionar el statu quo incomoda, y a todo acto que busque irrumpir lo hegemónicamente establecido le surgirá una reacción. Generación de cristal es, a fin de cuentas, un mecanismo de control social, una etiqueta evaluativa vigilante y sancionadora, una que castiga a quienes resultan incómodos al sistema rector tildándolos de ‘reclamones’ o ‘llorones’. La cristalidad, entendida como una característica de sensibilidad social, es utilizada despectivamente para deslegitimar diversas luchas sociales en la actualidad. Reclamar por micromachismos de la cotidianeidad, programas con contenido racista, el uso de un lenguaje excluyente, etcétera, constituye un acto legítimo que sienta la pauta para la construcción de una sociedad más equitativa y el efectivo ejercicio de la ciudadanía. Por lo tanto, es necesario explorar el uso de estas formas lingüísticas en la interacción social.

El Diario Oficial El Peruano no se solidariza necesariamente con las opiniones vertidas en esta sección. Los artículos firmados son responsabilidad de sus autores.

Fuente: diario Oficial el Peruano

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