Propuestas y opiniones que deben ser repensadas, mirando todo el bosque (todos los regímenes de pensiones y no solo el árbol (régimen de la 19990).
Se debe tener presente
que todos los regímenes de pensiones a excepción de las AFPs están quebradas y
están a cargo del Estado (recaudación, administración y pago) sin embargo han mejorado
(aumentado) los demás regímenes de pensiones en los últimos años,
manteniendo en algunos casos la
Cédula viva y/o acuerdos
sindicales que permite pensiones de más de S/. 12,000.00 mensuales, que aumentan todos los años a la par de la remuneración de un trabajador en actividad,
mientras que los pensionistas de la 19990
injustamente tienen la pensión mínima S/. 415.00 congelada 17 años; y la
informalidad del mercado laboral no es responsabilidad de los trabajadores ni
de los pensionistas. 10/06/2018 10:23:10 a.m.
Somos Jubilados Peruanos
Editorial:
Repensando las pensiones
La propuesta para convertir la ONP en
una AFP pública es interesante, pero debe venir acompañada por reformas
integrales al sistema.
Editorial El Comercio10.06.2018 / 08:45 am
En una democracia
de partidos débiles y con ciclos políticos definidos no es fácil emprender
reformas sensatas que tengan un horizonte de largo plazo. La prioridad por
conseguir resultados antes de la siguiente elección dificulta la toma de
decisiones adecuadas sobre políticas que tardan en madurar. Esta miopía se
vuelve especialmente grave en sectores o mercados que están atados, por su misma
naturaleza, al largo plazo. Y aquí el sistema pensionario es
un ejemplo claro.
Hace poco más de
una semana, durante una mesa de trabajo en el Congreso de la República, el
actual jefe de la Oficina de Normalización
Previsional (ONP), Alejandro Arrieta, señaló que él estaba
dispuesto a apoyar una reforma que convirtiese su institución en una AFP pública,
en vez de un sistema de reparto como el actual. Como se sabe, la principal
diferencia entre el esquema de ahorro previsional de las AFP y mecanismos como
el que administra la ONP es que mientras el primero se basa en
fondos individuales que acumulan intereses en el tiempo –como una cuenta
personal de ahorros–, el segundo consolida un fondo común con los aportes de
todos los afiliados para cubrir los pagos a los pensionistas. La propuesta del
señor Arrieta es que la ONP administre cuentas de capitalización individuales
de sus afiliados, como las AFP, pero manteniendo su condición de institución
pública.
El planteamiento es
ciertamente interesante, sobre todo por la difícil situación en que se halla
la ONP. A la fecha, esta no puede hacer frente a todas las
obligaciones de pensiones usando solo los aportes de sus afiliados, por lo que
debe recurrir al tesoro público. Así, los contribuyentes cubren año a año el
déficit de un sistema previsional desfinanciado. Peor aun, ante la condición
necesaria de 20 años de aporte mínimo para recibir pensión y la alta
informalidad del mercado laboral peruano, más de la mitad de los afiliados no
recibe pensión alguna. El sistema, además, se haría insostenible a medida que
la población nacional envejece y vive por períodos cada vez más largos.
Estas
preocupaciones se hacen menos graves o inexistentes en un sistema de
capitalización individual como el de las AFP, pero ello no implica
que la conversión de la ONP a AFP pública sea simple. En
primer lugar, si los aportes de los afiliados van a su propia cuenta personal,
¿con qué se pagaría a los actuales pensionistas de la ONP? Ese espacio tendría
que ser cubierto con transferencias públicas y ello no sería barato. En segundo
lugar, ¿cómo se garantizaría que una AFP pública compita en igualdad de
condiciones con las AFP privadas? La regulación suele ser más laxa con
contrapartes estatales que con sus pares privados, y ello podría ser un
impedimento para la mejora del sistema en general.
En tercer lugar,
las AFP tienen todavía espacio por mejorar. Las comisiones
siguen siendo relativamente altas y los mecanismos de competencia diseñados
hasta ahora –como la subasta de nuevos afiliados– parecen no ser suficientes
para reducirlas significativamente. La posibilidad de retiro del 95,5% del
fondo acumulado a la jubilación, por otro lado, desnaturaliza la esencia de
las AFP, convirtiendo el sistema de uno propiamente pensionario –en
el que se garantizan transferencias regulares en la vejez a condición de
aportes regulares durante el período laboral– en uno de ahorro obligatorio que
puede usarse a los 65 años libremente. Estos asuntos trascienden la creación de
una AFP pública.
Finalmente, el gran
problema del sistema pensionario en general es su baja penetración. Menos del
30% de la PEA hace aportes pensionarios cada mes, y la principal razón es la
extendida informalidad del mercado laboral. Mientras ello permanezca así,
millones de peruanos seguirán enfrentando la opción de trabajar hasta mucho más
allá de la edad de jubilación legal o caer en la pobreza, y las discusiones
sobre la reforma previsional seguirán importando solo a una minoría.
Para la gran mayoría, la discusión
entre ONP y AFP se torna irrelevante. Después
de todo, quizá el largo plazo no sea el único motivo por el que el debate
previsional importa poco en la política nacional actual.
Fuente: El Comercio
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