domingo, 18 de septiembre de 2016

El daño moral no afecta el proyecto de vida personal

SALA SUPREMA SE PRONUNCIA EN CASACIÓN

El daño moral no afecta el proyecto de vida personal

Máxima instancia judicial del país acoge la tesis del jurista Carlos Fernández Sessarego.
El daño moral constituye una afectación sicosomática que no compromete el desarrollo del proyecto de vida personal, en la medida en que no lesiona la libertad del individuo.

8/9/2016

Este constituye el principal lineamiento jurisprudencial que se desprende de la sentencia correspondiente a la Casación N° 4817-2013 Lambayeque, emitida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia.

Así, la máxima instancia judicial del país acoge la tesis del jurista Carlos Fernández Sessarego sobre la sistematización del daño a la persona, para declarar fundado el mencionado recurso interpuesto en el marco de un proceso de daños y perjuicios.

Fundamento

Conforme al planteamiento de Fernández Sessarego en su obra Hacia una sistematización del daño a la persona, citado por el supremo tribunal, el daño moral es uno de los múltiples daños psicosomáticos que pueden lesionar a la persona.

Por ende, el jurista plantea que dicho daño debe ser considerado como uno que afecta la esfera sentimental del sujeto; resulta así una modalidad psíquica del genérico daño a la persona.

En tanto que el daño al proyecto de vida incide sobre la libertad del sujeto a realizarse según su propia libre decisión, y es un daño radical continuado que acompaña a la persona durante toda su vida en la medida en que compromete, para siempre, su manera de ser. detalla la tesis del citado jurista.

Para el colegiado, entonces, el daño moral, no compromete la libertad del individuo, porque constituye un daño psicosomático que afecta la esfera sentimental del sujeto en cuanto su expresión es el dolor, el sufrimiento, y es más bien un daño que no se proyecta al futuro, pues no está vigente durante la vida de la persona, tendiendo a disiparse, generalmente, con el transcurso del tiempo.

El supremo tribunal advierte que las instancias inferiores respecto al caso materia de su conocimiento no analizaron jurídicamente la indemnización solicitada por el demandante, teniendo en cuenta que el daño que se alega es el daño moral.

Por tanto, ordenó que se fundamente a partir de los elementos configurativos de la responsabilidad civil, si la privación al demandante de daños y perjuicios, de la pensión de invalidez por más de cuatro años le produjo o no el daño alegado.

Conforme a ello, el supremo tribunal declaró fundada la casación y dispuso, además, tener presente lo indicado en el artículo 1332 del Código Civil. 

Posiciones de las partes

En el caso materia de la citada casación, un pensionista interpuso una demanda por daños y perjuicios, daño moral y daño a la persona contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), alegando que la pérdida de su pensión de invalidez y de atención en salud por más de cuatro años le generó gran preocupación, sufrimiento, depresión y deterioro de salud. La ONP indicó que no cometió conducta antijurídica al declarar caduca aquella pensión, y que cuando una persona actúa teniendo como base una norma jurídica no comete ilícito y que de producir daño, este no genera responsabiilidad.

Fuente: El Peruano



miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿Cómo afecta a un país el envejecimiento de su población?

¿Cómo afecta a un país el envejecimiento de su población?

Uruguay es tomado como caso de estudio sobre qué deben hacer los gobiernos para aprovechar el bono demográfico



Hace 60 años, la media de esperanza de vida en América Latina era de 55,7 años. Hoy, es de casi 75 años. Las mejoras en la salud pública, aunadas a aumentos en la calidad de vida y en el nivel de equidad de nuestras sociedades, han llevado a que los latinoamericanos tengan vidas más longevas.
Pero, a medida en que vivimos más, también es necesario repensar algunas de las instituciones económicas y sociales de un país, ya que hay que prever cómo se puede garantizar el bienestar de la población después de finalizado su periodo de vida laboral.
En América Latina y el Caribe, el país con mayor envejecimiento de su población es Uruguay, que tiene niveles similares a algunos países europeos y es uno de los que inició en forma más temprana su transición demográfica en la región. Es decir, hay más adultos mayores y en forma inversa, disminuye el número de nacimientos.
“Uruguay vive una dinámica de cambio demográfico, que no es distinta a la de muchos otros países, con algunas particularidades porque es más lenta. Es lo que llamamos envejecimiento poblacional. Pasa por dos razones: la gente se muere menos y tiene la cantidad de chicos que quiere tener y no más. Esos dos aspectos, son indicadores de desarrollo social de un país. Por eso es buenísimo que ocurra este cambio demográfico”, afirma Rafael Rofman, especialista en protección social del Banco Mundial.
Pero si no hay al mismo tiempo cambios en la población económicamente activa, el tamaño de la fuerza laboral tenderá a reducirse, por lo que la capacidad de la economía para hacer frente a las necesidades de quienes ya se han retirado será limitada.
Es por ello que este país de poco más de tres millones de habitantes ha servido de base para un estudio del Banco Mundial sobre los cambios demográficos y los desafíos económicos que representa el hecho de volvernos más viejos. ¿Qué dicen los expertos?
Según el informe “Cambio demográfico y desafíos económicos y sociales en el Uruguay del siglo XXI”, el principal reto de un país en el que su población se enfrenta a un gradual envejecimiento es la productividad. Mayores niveles de productividad durante la etapa del bono demográfico –es decir, cuando hay una mayor cantidad de personas económicamente activas- puede ayudar en el mediano y el largo plazo a mantener una tasa de crecimiento positiva.
Según el estudio, para 2050 el 22% de los uruguayos será mayor de los 65 años y en 2100 llegará al 30%. Para el resto de la región, el proceso de envejecimiento de la población es más lento hasta que se acelera hacia finales de siglo y converge con países de la OCDE en 2100.
¿Qué significa esto? “Si no hay cambios en las políticas, el porcentaje del PIB destinado a servicios sociales básicos (salud y educación) y protección social pasará de algo menos del 25% en 2013 a cerca del 43% en 2100”, señala Rofman, uno de los autores del estudio.
Es que no solo habrá más gente demandando servicios de salud, sino también que el costo relativo a los servicios que necesita una población más anciana será más alto, ya que las enfermedades típicas de esta población requieren tratamientos mucho más complejos y costosos (el tratamiento de una infección en un niño o adolescente es mucho más sencillo que el de enfermedades crónicas en los adultos mayores).

Bono demográfico

Durante el proceso de cambio demográfico se suele presentar un período en el que la proporción de adultos en edad de trabajar en la población aumentan en forma sensible, antes de descender. Esto se da porque la caída en la fecundidad hace que, en una primera etapa, el número de niños disminuya más rápido de lo que aumenta el de adultos mayores. A este período se lo conoce habitualmente como el “bono demográfico”.
Uruguay está atravesando ahora el periodo con mayor porcentaje de población en edad de trabajar, lo que generan una importante oportunidad para aumentar el ahorro de la economía y generar recursos para la inversión. Según los autores del estudio, para que esto ocurra hace falta promover un fuerte aumento en la inversión, tanto en capital humano como en capital físico.
En relación al capital humano, un sistema educativo de calidad permitirá tener trabajadores mejor capacitados y más competitivos que pueden producir más bienes y servicios para el conjunto de la población. Sobre el capital físico, más y mejores equipos y la adopción de nuevas tecnologías permitirán que, aún con un número declinante de trabajadores, la producción de Uruguay continúe creciendo.
A modo de resumen el estudio sobre Uruguay señala que, ante las crecientes demandas fiscales así como la necesidad de sostener el crecimiento económico para garantizar el bienestar de la población y el desarrollo del país, hay que atacar varios frentes, en especial estos cuatro:
  • · El sistema educativo, que deberá contribuir a un proceso de generación de capital humano más efectivo, mejorando tanto su cobertura como la calidad de los resultados.
  • · El mercado de trabajo, que deberá compensar la caída de la población en edad activa con una mayor participación de las mujeres y adultos mayores en actividades de alta productividad.
  • · El aumento de la capacidad de ahorro interno que permita mayores inversiones y acumulación de capital productivo.
  • · El desarrollo de la productividad de la economía mediante el impulso sostenido a la innovación y adaptación al cambio tecnológico.
María José González Rivas es editora online del Banco Mundial
Fuente: El País