viernes, 4 de marzo de 2022

Putin aprueba ley contra noticias falsas sobre Fuerzas Armadas

Putin aprueba ley contra noticias falsas sobre Fuerzas Armadas

marzo 4, 2022

Según publicó el portal oficial de información jurídica del Gobierno, el Código Penal ahora incluye el artículo 207.3, “Difusión pública de información deliberadamente falsa sobre las funciones de las Fuerzas Armadas de Rusia”.

La Duma Estatal (Cámara Baja) y el Consejo de la Federación (Senado) de Rusia votaron por unanimidad el texto que establece pena de prisión de hasta tres años o una multa de hasta 1,5 millones de rublos (14 mil 340 de dólares).

Asimismo, difundir información falsa utilizando el cargo oficial o con fines de lucro será castigado con pena de cinco a 10 años de prisión o multa de hasta cinco millones de rublos (44 mil 700 de dólares).

Según la legislación, si la información falsa entraña graves consecuencias la pena puede ser de entre 10 y hasta 15 años de prisión.

Este viernes, la Duma Estatal también adoptó un proyecto de ley que introduce la responsabilidad administrativa por desacreditar a las Fuerzas Armadas, reportó el sitio oficial en Internet del legislativo.

En la sesión, el presidente de la Cámara Baja, Viacheslav Volodin, manifestó que las leyes adoptadas son necesarias para que “los ciudadanos reciban información objetiva, para proteger a los ciudadanos y al país de las mentiras que se difunden, principalmente a través de los recursos de información que están bajo la influencia desde el extranjero”.

Aseguró que los dos proyectos de leyes serán enviados de forma inmediata al Consejo de la Federación (Senado), que se reunirá también este viernes, para su aprobación; para que luego estén bajo la consideración del presidente de Rusia.

Volodin señaló que estas leyes pronto estarán listas para obligar a que se castigue, “y muy duramente, a los que mintieron e hicieron declaraciones desacreditando a nuestras Fuerzas Armadas”. Apuntó que la Duma losestá haciendo “para proteger a nuestros soldados, oficiales, para proteger la verdad”.

Este viernes el Servicio Federal de Supervisión de las Telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación restringió el acceso a los sitios en Internet de varios medios de comunicación por publicar información falsa sobre la operación militar especial de Rusia en Ucrania.

Entre ellos fueron sancionados medios considerados en Rusia como agentes extranjeros: Meduza, Voz de Estados Unidos de América, Radio Europa Libre/Radio Libertad), así como la BBC, Deutsche Welle (DW) y otros, informó el ente.

acl/mml

Fuente: Prensa Latina 

Desinformación sobre Rusia: ¿una lucha contra la verdad?

 

Desinformación sobre Rusia: ¿una lucha contra la verdad?

Плакат противодействия распространению фейковых новостей в Куала-Лумпуре, Малайзия - Sputnik Mundo, 1920, 03.03.2022

Opinión: Estamos ante la Primera Guerra Mundial Digital

 Opinión: Estamos ante la Primera Guerra Mundial Digital

Por Jorge Carrión

February 28, 2022
Un miembro de las fuerzas de Ucrania, con una máscara de Guy Fawkes (Anonymous), patrulla el centro de Kiev, el 27 de febrero de 2022, ciudad que afronta la invasión de Rusia.(Aris Messinis/AFP)

Jorge Carrión es escritor y crítico cultural.

Anonymous le ha declarado la guerra al dictador ruso, Vladimir Putin. El ataque contra las webs del gobierno local de Chechenia y el central de Rusia, la filtración de 200 GB de correos electrónicos de la empresa de armamento bielorrusa Tetraedr y las llamadas constantes en sus redes a combatir la desinformación son algunas de las acciones que ha llevado a cabo en los últimos días el colectivo hacker. Las noticias las ha ido dando, a medida que iban ocurriendo, en su cuenta de Twitter que suma más de siete millones de seguidores, y mediante videos de YouTube y otros canales de difusión.

Es solo una de las caras más visibles del poliedro cibernético y global que rodea la invasión de Ucrania liderada por Putin. Estados Unidos ofrece hasta 10 millones de dólares de recompensa por datos sobre las operaciones cibernéticas maliciosas impulsadas por Rusia en el tablero internacional, porque el campo de batalla no solo se encuentra en el este de Europa, afecta a los macroservidores y a los algoritmos, a las páginas web de los países en conflicto y a ese espacio paralelo y fundamental que llamamos internet. La guerra es ahora esencialmente híbrida. Antes de cruzar la frontera de Ucrania, Rusia lanzó un ataque preventivo: no con misiles, sino con malware.

El ejército de Putin ataca y ciberataca. Durante los últimos diez años, mientras preparaba las infraestructuras agrícolas o financieras del país para la invasión de Ucrania y las sanciones internacionales que iban a acompañarla, el mandatario también desarrollaba su plan cibernético. Sus tropas militares solamente pueden actuar físicamente en el país y los territorios fronterizos, pero lo hacen en todo el mundo por medio de operaciones en internet. La nueva guerra bacteriológica es digital y tiene como objetivo neutralizar la viralidad del enemigo. Un enemigo que va más allá de Ucrania, Estados Unidos o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esperemos no estar ante los primeros días de la Tercera Guerra Mundial. Pero es seguro que lo que estamos viviendo es la Primera Guerra Mundial Digital.

Rusia ya previó la sanción que Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea acaban de aplicarle: la desconexión de algunos de los bancos del país de la red internacional SWIFT. En 2014 lanzó el MIR, un sistema de pago alternativo, cuya tarjeta es el único modo de acceder a los subsidios estatales. La guerra ha llegado antes de que se haga efectiva la RuNet o internet rusa, que permitirá que Putin controle tanto la geografía física y humana de Rusia como su doble en la red. De modo que, de momento, debe lidiar con la hiperconexión de su ciudadanía a las grandes plataformas.

Facebook ha restringido la monetización de las cuentas oficiales de varios medios rusos y, en contrapartida, Rusia ha limitado parcialmente el acceso a la red social de Meta. Después de que el Ministerio de Transformación Digital ucraniano se lo pidiera mediante Twitter, Elon Musk ha puesto a su servicio la conexión satelital Starlink. Las influencers ucranianas más seguidas han dejado de hablar de sus viajes o sus marcas para mostrar a sus cientos de miles de seguidores de todo el mundo el calibre de la tragedia. La guerra es tendencia global tanto en las plazas o frente a las embajadas como en todas y cada una de las redes sociales. La mitad de la realidad, la que albergan los macroservidores y gestionan los algoritmos, sufre a su nueva e importante manera también las agresiones y las muertes.

La invasión de Ucrania no solo es la primera gran guerra del siglo XXI híbrida —el conflicto en Siria tuvo un alcance civil, nacional—, también lo está siendo su representación mediática. La están cubriendo tanto periodistas como youtubers o personas anónimas en Tik Tok. En otros ámbitos de la comunicación encontramos esa misma convivencia entre formas clásicas y formas virales. La propaganda impresa en papel o transmitida por televisión se expande, en paralelo, a las redes sociales o se automatiza a través de bots. La carta de 600 científicos rusos en contra de la guerra coexiste con los cuadrados negros y mensajes también contrarios a la violencia de miles de instagramers del mismo país. Y las viñetas editoriales y lo panfletos del humor gráfico tradicional se complementan con los memes de la viralidad contemporánea.

Lo primero que publicó el gobierno de Ucrania en su cuenta oficial de Twitter el 24 de febrero, cuando inició la invasión, fueron los hashtags para denunciarla en redes (#StopRussianAggression y #RussiaInvadedUkraine). Y un meme. Una imagen muda que mostraba a Adolf Hitler acariciando a Putin como si fuera su hijo o su mejor alumno, acompañada de un mensaje digno del pintor conceptual René Magritte: “Esto no es un meme, sino nuestra y tu realidad ahora mismo”.

La guerra en nuestra época empieza con la movilización de tropas o el lanzamiento de misiles y —al mismo tiempo— con un ciberataque o con la aplicación de una estrategia de defensa digital. También la pandemia se ha desarrollado en esos dos planos paralelos: el de la biología, los cuerpos, los hospitales; y el de la difusión viral de la información, los memes y las noticias falsas. Conscientes de las nuevas reglas del juego de la realidad, las dictaduras del siglo XXI expanden su control biopolítico a la esfera virtual. La censura digital en China es implacable. Y no es casual que Donald Trump o Jair Bolsonaro llegaran al poder en Estados Unidos y Brasil en parte gracias a las redes sociales; o que el giro autoritario de Nayib Bukele en El Salvador incluya el uso oficial de criptodivisas.

La invasión terrestre y aérea de Ucrania ha provocado reacciones que no vimos cuando Rusia influyó, tal vez decisivamente, en consultas democráticas de países de Occidente (como las elecciones de Estados Unidos o el referéndum del Brexit en Reino Unido). Todavía siguen pesando más las acciones en el mundo analógico que las del mundo digital. Pero ahora sabemos que aquellos ciberataques fueron el prólogo de una ofensiva a la vieja usanza, con infantería y tanques.

Todas las guerras son también culturales. El conflicto va más allá de los ejércitos y los civiles, los Estados y las corporaciones, los influencers y los colectivos antisistema. En su trasfondo está el choque entre el paradigma del poder horizontal que sigue prometiendo internet y el poder vertical que representa a ultranza Putin. El siglo XX colisiona frontalmente con el siglo XXI.

Es tendencia en redes #TerceraGuerraMundial porque durante los últimos tres días nuestros cerebros no han parado de retuitear esa etiqueta. Ese espectro del siglo pasado que, como el de Iósif Stalin, se obstina en habitar el siglo presente. E intenta a toda costa definirlo.

Fuente: washingtonpost.com

Opinión: La cobertura en Ucrania evidencia viejos prejuicios racistas en los medios occidentales

 Opinión: La cobertura en Ucrania evidencia viejos prejuicios racistas en los medios occidentales

Por H.A. Hellyer
March 1, 2022

H.A. Hellyer es becario del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, es investigador principal del Instituto Real de Servicios Unidos para Estudios de Defensa y Seguridad y de la Universidad de Cambridge.

“Con todo respeto, este no es un lugar como Irak o Afganistán, que han visto conflictos durante décadas”, dijo Charlie D’Agata, corresponsal de CBS en Kiev, a sus colegas en el estudio. “¿Me entienden? Esta es una ciudad relativamente civilizada, relativamente europea —y tengo que elegir esas palabras con cuidado— donde no esperarías eso ni desearías que alguna vez sucediera”.

La invasión criminal del presidente ruso, Vladímir Putin, a Ucrania ha generado una inspiradora ola de solidaridad en todo el mundo, pero para muchos —en especial para observadores no blancos— ha sido imposible ignorar los prejuicios racistas en la política y los medios occidentales.

Los comentarios de D’Agata generaron un rechazo automático —y D’Agata se disculpó rápidamente— pero no fue en absoluto el único caso. Un comentarista de un programa de noticias francés dijo: “No estamos hablando de sirios que huyen de las bombas del régimen sirio respaldado por Putin; estamos hablando de europeos que se parecen a nosotros y que se van en autos para salvar sus vidas”. En la BBC, un exfiscal general adjunto de Ucrania declaró: “Es muy emotivo para mí porque veo a europeos con ojos azules y cabello rubio… ser asesinados todos los días”. Incluso un presentador de Al Jazeera dijo: “Obviamente, estos no son refugiados que intentan escapar de zonas del Medio Oriente”. Y un reportero de ITV News dijo: “Ahora les ha sucedido a ellos lo impensable, y esto no es un país en desarrollo, del tercer mundo; esto es Europa”.

El analista británico Daniel Hannan también se unió al coro en The Telegraph. “Se parecen tanto a nosotros. Eso es lo que lo hace tan impactante. La guerra ya no es algo que afecta a las poblaciones empobrecidas y remotas. Le puede pasar a cualquiera”, escribió.

La implicación para cualquiera que lea o mire —en particular para cualquiera que tenga vínculos con una nación que también haya experimentado intervenciones extranjeras, conflictos, sanciones y migraciones masivas— es evidente: es mucho peor cuando los europeos blancos sufren que cuando se trata de árabes u otras personas no blancas. Yemeníes, iraquíes, nigerianos, libios, afganos, palestinos, sirios, hondureños... bueh, ellos ya están acostumbrados.

Los insultos no solo salieron de la cobertura mediática. Un político francés dijo que los refugiados ucranianos representaban una “inmigración de alta calidad”. El primer ministro búlgaro dijo que los refugiados ucranianos son “inteligentes, están educados... Esta no es la ola de refugiados a la que estamos acostumbrados, con personas de las que no estábamos seguros de su identidad, con pasados inciertos, que podrían haber sido incluso terroristas”.

Es como si, en medio de nuestra ira y horror ante las escenas de la agresión de Rusia, fuéramos incapaces de reconocer un simple hecho: ya hemos visto esto antes.

Un corresponsal especial de Vanity Fair negó precisamente eso en un tuit: “Esta es posiblemente la primera guerra que hemos visto (realmente vista en tiempo real) que se da en la era de las redes sociales, y todas estas imágenes desgarradoras hacen que Rusia se vea absolutamente terrible”.

El tuit fue borrado, del mismo modo que las experiencias de muchos que han documentado en las últimas décadas los horrores de la guerra en las redes sociales y más allá.

Las fuerzas militares de Putin también intervinieron de forma feroz en Siria, en respaldo a un régimen asesino. Esa guerra desató un nivel de muerte, sufrimiento, destrucción y desplazamientos masivos que aún no se ve en Ucrania, pero la respuesta de Occidente fue mucho menos empática. Lo mismo puede decirse de las invasiones y operaciones militares estadounidenses en Afganistán e Irak; la catastrófica guerra liderada por Arabia Saudita en Yemen; la ocupación israelí de los palestinos.

Este doble rasero es demasiado evidente en la forma en que nosotros, como occidentales, nos involucramos en las relaciones internacionales. Con demasiada frecuencia deshumanizamos a las poblaciones no blancas, disminuimos su importancia, y eso conduce a una cosa: la degradación de su derecho a vivir con dignidad.

Más allá de los imperativos morales y éticos, existen los geopolíticos: al involucrarnos con el sufrimiento de esta manera miope, alentamos la existencia de otros Putin. Estas figuras concluyen que los controles en su contra serán en su mayoría débiles e ineficaces, siempre y cuando no toquen al llamado “mundo civilizado”.

Es cierto que los Estados a menudo intervienen para proteger sus propios intereses. Aunque se hable mucho de “valores”, por lo general lo que motiva las decisiones es el pragmatismo calculado. Pero también es cierto que nuestros “intereses” están notablemente fundamentados por nuestros valores. Y cuando nuestros valores estipulan que existe una escala civilizadora, en la que una población está en un extremo y todas los demás están muy por debajo, entonces perdemos la autoridad moral.

La solidaridad con el valiente pueblo de Ucrania nos ha recordado a todos lo que es posible cuando realmente se siente empatía. Sin embargo, será una sensación agridulce si resulta que nuestra solidaridad es en realidad superficial. Nuestros medios de comunicación tienen un enorme papel que desempeñar para evitar esto. Muchos hacen un excelente trabajo, pero son demasiados los que necesitan mejorar más.

Fuente: washingtonpost.com

jueves, 3 de marzo de 2022

Este 16 de abril vence el plazo para que Gobierno aumente pensiones

Este 16 de abril vence el plazo para que Gobierno aumente pensiones

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Jubilados
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Mientras que la  admitió un predictamen para que sea aprobado en su totalidad y después debatido en el Pleno del Congreso en torno a la necesidad pública de un incremento de pensiones de los jubilados del DL. 19990; por parte del Ejecutivo los aumentos están más cerca, pues este 16 de abril vence el plazo dado por el Tribunal Constitucional (TC) para que el Gobierno cumpla con la sentencia N° 0009-2015 que dispone el aumento progresivo de la pensión de estos jubilados.

Se sabe que ya estaría todo listo para proceder con este aumento en el mes señalado conforme lo dispone el TC

La sentencia en referencia fue emitida el 16 de abril del año 2019 la misma que dio un plazo de tres años para que el Ejecutivo y el Legislativo realicen las acciones respectivas que conlleven al incremento de pensiones.

Disponer que el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República, conforme a sus atribuciones, promuevan el aumento progresivo de la pensión mínima en los diferentes regímenes pensionarios de acuerdo a lo expuesto en los fundamentos 114 y 120 de la presente sentencia, en el plazo de 3 años. De no hacerlo en dicho plazo, el TC, en la etapa de supervisión de cumplimiento de sentencias, podrá adoptar las medidas que se estimen necesarias para tal efecto”, esto es lo que dice dicha sentencia del TC.

Tal y como lo dispuso el TC en ese momento (16 de abril 2019), efectivamente el Ejecutivo decretó el incremento de pensiones, subiendo 85 soles la pensión mínima, pasando de 415 soles a 500 soles. Cabe recordar que dicho aumento se produjo luego de 18 años.

Es por ello, que el 16 de abril del presente año se vence el plazo para que se ejecute el incremento de pensiones y se espera que el Gobierno muestre su voluntad política de cumplir con los mandatos de ley y aumentar de una vez por todas las pensiones de los jubilados. 

Fuente: diario El Men